miércoles, 24 de octubre de 2012


Ámame como si fuera la única estrella en el cielo, sin limites, sin horizontes.
Ámame como si no hubiera un mundo.

El río habla.
 Ella escuchó los pájaros cantando en armonía
y vio a las señoras, bebiendo té de hierbas.
Ella vio los colores del árbol anaranjado,
y escuchó los susurros del mar espumoso.
Ella rió y disfrutó y se sintió verdaderamente libre
y supo que sería feliz hasta el infinito. 

Ámame. Sin escusas.