miércoles, 24 de julio de 2013

Un verdadero día de Eugenia Montecristo.

Caminaría hasta la cocina, me quedaría parada hasta escucharlos decir: Qué te pasa? Les diría que nada, no me pasa nada, pero no me creerían, nunca lo hacen, no creen posible el estado completamente neutral de una persona. Caminaría tranquilamente hasta el televisor, esa caja inmunda que no deja de repetir el caso "Angeles". Uno, dos, tres pasos... y un empujón. Un empujón que lo destrozaría todo, desde la pantalla hasta los parlantes. Escucharía a los tres diciéndome que hice y tratarían de agarrarme por el brazo, pero nuca se percatarían de que sería mas rápida y que estaría saliendo corriendo ya por la puerta del frente. Abandonarían la idea de perseguirme a la quinta cuadra. Soy mas rápida papá, ya no me podes ganar como en las carreras que hacíamos a los 10 años. La gente me miraría raro, verían mis lágrimas y mi sonrisa, todo a la vez. No podrían creerlo. Sonrisas y lágrimas. Iría hasta su casa porque el viviría en la misma ciudad. Entraría sin tocar, miraría a su abuela y a su prima con una sonrisa, iría hasta su habitación y nos quedaríamos mirando sin decir nada. Antes de que venga alguien yo cerraría la puerta detrás mío, con llave. El me preguntaría qué pasa y le taparía la boca con un beso. Me tragaría sus preguntas y le metería la lengua. Iría desabotonando uno a uno los botones de su camisa. Pobre, él no entendería nada. Le terminaría de sacar la camisa, la remera y el me miraría estupefacto.*No tengas dudas ni miedos, solo por esta noche*, le diría y me desquitaría de su pantalón. Que bueno si estuviera descalzo. Le tomaría la cara con las manos y lo miraría a los ojos, mis manos recorrerían su pecho. No lo podría creer. Estaría tan excitada. Se escucharían los golpes de su abuela en la puerta. Pobre, estaría tan asustada. Poco a poco, lo acostaría en la cama y me desnudaría por completo. Me tendería arriba suyo y le pediría que me haga lo que imagine que vine a pedirle. Después de eso, de haberlo hecho 63 veces, saldría por la ventana, en  ropa interior, por supuesto. Caminaría hasta la casa de él (no el primer él, el segundo) y le tocaría la puerta, muy educada. Me atendería él y me miraría de arriba abajo, pensaría en sacarme esa ropa y se excitaría pero trataría de disimularlo, muy educado. Le agarraría del cuello de su buzo y le diría que haga lo que quiera hacer. Terminaríamos, estaría muy cansada, me vestiría otra vez para seguir caminando, como si nada hubiera pasado. Iría hasta la chocolatería y robaría muchos de los chocolates que allí fabrican. Kilos y kilos. Nadie se daría cuenta, tendría cara de ángel. Los comería sentada en la plaza, mirando a la gente pasar y al terminar rompería los vidrios de la municipalidad. Allí ya solo me quedarían unas pocas horas para terminar el día así que volvería a la casa del primer él y lo besaría, le diría que lo amo, que me encantó hacerlo 63 veces seguidas y que es el placer mas lindo del mundo haber muerto en sus brazos.Le partiría el corazón.
-Mirá, ya sabes cómo es todo esto. Como soy yo. Lo sabes. No? Sabes que no puedo. Que no entiendo nada,Marcos, no podes enamorarte de mí...

Esos "no podes" que te cagan la vida.

martes, 23 de julio de 2013

No sé si serán las penas del mundo, pero llora. Puede que llore porque se encuentra buscándolo y cada vez al sonar, entre la agilidad de sus dedos, renace la agonía de verlo, de que se le acerque y le hable de su vida, de que aparezca entre la multitud y le pida que toque para él, de que le ruegue que no se separen, que la acompañe a su casa y hagan el amor sabiendo que son el uno para el otro.
Pero ahora sus dedos fríos y blancos lo buscan entre la música. Toca para él, no le importa donde está, pero sabe que las notas volarán como mariposas y encontraran la manera de hacerle saber que ella lo espera allí, sentada, tocando.
Sus manos de mármol, sus ojos tierra, grandes y curiosos, no saben del amor. Cortó sus cabellos, se desterró de ella misma. No puede evitar llorar.
Llora al imaginar, al inspirarse, al amar, al esperar verlo.
Toca para él. Por él.
No sabe de leyes, ni de como hacer el amor, no sabe acerca de besar, ni de vestidos, ni de economía. No entiende el mundo. Se ve alejada, siente que mira todo desde el cielo. Flota. Pero, eso sí, sabe de amar, de tristezas y de lágrimas frías y grises. Sabe lo que lo aflige. Sabe como desnudar a alguien de miedos de una sola mirada, un solo parpadeo mortífero.
Tiene un nudo en la garganta, una piedra, pero sigue.
Camina sola hasta encontrarlo. Le lastima un poco que nadie la entienda.

miércoles, 17 de julio de 2013

Faltas.

El cielo encandila,
la lluvia cae
y nada siento.
Nada tiene sentido sin ti.

Las flores no me hablan mas,
el viento no me cuenta sus secretos,
y la Tierra llora.
Es que nada tiene sentido sin ti.

El resplandor me ciega
y de una sinfonía a otra
todas las personas se parecen a ti.

Sonrío y me sobresalto,
mi corazón vuelve a latir,
creo verte,
y luego, ya nada es igual.
Un error.
Es que nada tiene sentido sin ti.

Sin ti a mi lado, sin ti tomándome la mano,
sin la esperanza de poder verte hoy
el sol lastima, el tiempo corre,
mi corazón, mi pobre corazón, muere,
el mundo se vuelve gris, y la tristeza arrasa con mis sueños.

Trato de encontrarte allí, donde nadie busca,
en los rincones, en los charcos, en la felicidad,
en los pequeños sueños y a mi lado,
pero no estas.
Faltas, faltas tu.


viernes, 5 de julio de 2013

Amor, asesino y madre.

El amor, querido mío, el amor nos lastima. Nos destruye y nos vuelve a parir. Pero no es el nuevo nacimiento lo que duele, sino esa agonizante experiencia de ser asesinada, destruida, revocada de este planeta por el amor. Y ese nuevo nacimiento, querido mío, nos vuelve uno con el universo, y puedes sentir tu voz en las plantas, en el viento, en los ríos. Puedes sentir cuanto te amo.

Otra vez, Alfonsina aparece.

"Cada vez que te dejo retengo en mis ojos el resplandor de tu última mirada.
Y, entonces, corro a encerrarme, apago las luces, evito todo ruido para que nada me robe un átomo de la substancia etérea de tu mirada, su infinita dulzura, su límpida timidez, su fino arrobamiento.
Toda la noche, con la yema rosada de los dedos, acaricio los ojos que te miraron."

No quiero.

"Te amo profundamente y no quiero besarte.
Me basta con verte de cerca, perseguir las curvas que al moverse trazan tus manos, adormecerme en las transparencias de tus ojos, escuchar tu voz, verte caminar, recoger tus frases."  -Alfonsina Storni.

Alfonsina y su maravillosa forma de saber expresar lo que siento en un tiempo pasado, antes de que pase. Adelantarse a los hechos, sentirlos y conocerlos.

Inocencia.

La inocencia en sí misma es pasión. El inocente no tiene dolor, ni sufrimiento, a pesar de haber tenido miles de experiencias. No son las experiencias las que corrompen la mente, sino el rastro que dejan, el residuo, las cicatrices, los recuerdos. Todo esto se acumula, se amontona y entonces empieza el dolor. Este dolor es tiempo. Y donde hay tiempo, no hay inocencia. La pasión no nace del dolor. El dolor es experiencia, experiencia de la vida diaria, de la vida de agonía y de placeres pasajeros, de temores y certezas. Uno no puede escapar de las experiencias, pero no es necesario que éstas arraiguen en la mente. Esas raíces generan problemas, conflictos y lucha constantes. La única salida es que uno muera cada día a todos los ayeres. Solo una mente clara puede ser apasionada; sin pasión, uno no puede ver la brisa entre las hojas, o el reflejo del sol en el agua. Sin pasión no hay amor.

- Boletín 4 de la Krishnamurti Foundation Trust Bulletin, 1969 -

jueves, 4 de julio de 2013

Alfonsina Storni.

"Por sobre todas las cosas, amo tu alma. A través del velo de tu carne la veo brillar en la oscuridad: me envuelve, me transforma, me satura, me hechiza.
Entonces hablo para sentir que existo, porque si no hablara mi lenguaje se paralizaría, mi corazón dejaría de latir, toda yo me secaría deslumbrada."

miércoles, 3 de julio de 2013

¿Por qué?

Hoy vuelvo a escribirte, amor mío.  Dime, ¿por qué yo? Dicen que no se le pregunta por qué al amor, pero lo nuestro es increible. Habiendo tantas oportunidades mejores. ¿Por qué amas lo extraño, lo raro, lo complicado? ¿Por qué si hay tantos mares tranquilos y cristalinos, eliges este, profundo y turbio? La inseguridad me ataca de nuevo. Si la pregunta vendría del sentido contrario, de ti, diría que a estos mares le gustas porque tal vez tu también eres un mar turbulento. Y a estos mares, amor mío, les encanta enturbiarse mas.
Pero, comete el error de compararme por un segundo, y mira, tantos mares a tu alrededor y este aquí, tan distinto, tan solo y tan feliz así. Tal vez creía ser feliz así, pero a este mar turbulento le faltaba aprender más. Y ahí llegas tu, marinero aventurero, con ganas de sumergirte, de arriesgarte. ¡Oh, pero querido marinero, este mar es tan peligroso!
No paro de compararme y de preguntarme por qué. Y esto me hace tan mal, siento que algun día de estos te cansarás de mí, de mis mareas y tormentas, de mis flores y mis arco iris. ¿Por qué me importa tanto el futuro?  Sé que esto no hace bien y lo sigo haciendo. Oh, que mar tan terco.
Este mar se siente tan turbio y tal vez no lo sea. Este mar disfruta de sufrir.
Es que mira lo que causas en mi marinero aventurero, tu y tus ganas de descubrirme. No quisiste dejarme tranquila, con mis tormentas y flores. Mira lo que me has hecho. Me has hecho amarte.

martes, 2 de julio de 2013

Te amo como saben hacerlo los mares.

Hoy, querido mío, te escribo con la mayor sinceridad que puedo llegar a tener. Sin penas, sin etiquetas, sin juzgar nada. Hoy te escribo para hacerte saber lo que no sale por mis labios. Te escribo para que puedas intentar entenderme, comprenderme, así tal vez lo haga yo.
Tengo miedo. Sí. Miedo. Miedo de saber que alguien me quiere, me espera, me desea, me ama. Miedo de vos, que me queres, me esperas cada día, cada segundo, cada minuto, miedo de esto nuevo que está pasando. Te quiero, y no sabes cuanto, pero asusta el saber que no estoy mas sola, que estás siempre ahí, que me amas y que no me vas a fallar. Asusta dejar de ser una niña y experimentar algo nuevo como el amor. Asusta, asusta.
No sé lo que es entrelazar mis dedos con los de otra persona, no sé que textura y sensaciones tienen los labios, ni cuanto calor irradian tus brazos al abrazarlos.
El mundo se para, como ese día en el que intentaste besarme. Todo se paró.
No sé lo que es amar de esa manera, entregarlo todo, dejar todo ser, admito que no lo sé.
¡Admito ser una miedosa y una cobarde! Lo admito, lo grito. Me lo saco de encima. ¡Tengo miedo al dejar todo ser! ¡Basta de mentiras! Me lo admito.
No siempre será así, lo sé.
Tu cuerpo, tu alma, todo tu eres un poema. Un poema que vive en el aire y que lo leo desde que despierto, pero que nunca, por cobardía, me atreví a escribirlo.
Sé que te preguntas por qué te amo. Por qué cariño mío, por qué. Hay tantas respuestas a esa pregunta.
Es sólo tu.
Es tu forma de hablar, de caminar. Tu ternura, tu inocencia, tu sensibilidad. Eres una estrella, fuerte y tierna. Es por la sensación que me invade cuando te veo y digo: Esa persona me ama. Me ama como nunca nadie lo había hecho todavía, y está acá, parado a mi lado. Es por tus ojos, por tu sonrisa, por lo que desprendes de ellos. Y cuando me miras puedo leerte. Dios mío. Puedo sentir cuanto me quieres, esa luz que desprendes. Y es atemorizante, me asusta. Y yo también me pregunto por qué. ¿Por qué yo y no otra?  ¿Por qué decidiste meterte en este mar que soy yo sabiendo que podes ahogarte? Por qué, simplemente por qué. Tengo tantas mareas, tantas tormentas que se avecinan en mis cielos, y vos, marinero aventurero me elegiste. Decidiste navegar en mí.
Asusta, porque es nuevo, que alguien quiera estar a mi lado, sin separarse, que alguien tenga esas ganas irreductibles de abrazarme y besarme. Asusta y yo soy una cobarde.
Una cobarde que insiste en dejar de serlo. Sé que no lo seré para siempre. Puedo dejar de serlo mañana, dentro de un año, el siguiente segundo, quién sabe. Pero dejaré de serlo.
No tendré miedo cuando te recorra con mis manos y mis labios. Tampoco cuando me hables de tus sueños y tus miedos. Sé que no lo tendré mas.
Puedo ser cobarde, miedosa, una inútil, pero, amor mío, soy una cobarde, una miedosa y una inútil que te ama sin limitaciones, sin manuales ni reglas, soy una cobarde, una miedosa y una inútil que tiene ganas de besarte y abrazarte, de que estés a su lado ahora y que al despertar estés allí para poder decirte, de una forma renovada, sin ser cobarde, miedosa o inútil, que te ama. Que te ama como nunca lo había podido imaginar.
Que te amo, que vivo en universos paralelos cuando te acercas, que soy un mar. Pero que te amo, tanto, tanto...