miércoles, 3 de julio de 2013

¿Por qué?

Hoy vuelvo a escribirte, amor mío.  Dime, ¿por qué yo? Dicen que no se le pregunta por qué al amor, pero lo nuestro es increible. Habiendo tantas oportunidades mejores. ¿Por qué amas lo extraño, lo raro, lo complicado? ¿Por qué si hay tantos mares tranquilos y cristalinos, eliges este, profundo y turbio? La inseguridad me ataca de nuevo. Si la pregunta vendría del sentido contrario, de ti, diría que a estos mares le gustas porque tal vez tu también eres un mar turbulento. Y a estos mares, amor mío, les encanta enturbiarse mas.
Pero, comete el error de compararme por un segundo, y mira, tantos mares a tu alrededor y este aquí, tan distinto, tan solo y tan feliz así. Tal vez creía ser feliz así, pero a este mar turbulento le faltaba aprender más. Y ahí llegas tu, marinero aventurero, con ganas de sumergirte, de arriesgarte. ¡Oh, pero querido marinero, este mar es tan peligroso!
No paro de compararme y de preguntarme por qué. Y esto me hace tan mal, siento que algun día de estos te cansarás de mí, de mis mareas y tormentas, de mis flores y mis arco iris. ¿Por qué me importa tanto el futuro?  Sé que esto no hace bien y lo sigo haciendo. Oh, que mar tan terco.
Este mar se siente tan turbio y tal vez no lo sea. Este mar disfruta de sufrir.
Es que mira lo que causas en mi marinero aventurero, tu y tus ganas de descubrirme. No quisiste dejarme tranquila, con mis tormentas y flores. Mira lo que me has hecho. Me has hecho amarte.