viernes, 21 de junio de 2013

Día 24. Acá.

Tengo que dejar de pensar tanto. Dejar las cosas pasar, dejarme llevar.
Relajarme de una vez por todas, ser como las plantas y dejar todas mis dudas para poder dar amor sin condición. Porque, qué otra cosa importa si no?
Vivir, sí. Eso es lo que quiero.
Y hoy, no sé si estoy neutral o directamente estoy sin ganas de hacer nada porque recien terminé de comer y comí mucho.
No sé, palabras sueltas o oraciones son mejor.
Ayer estaba triste y no me acuerdo bien por qué. Hay tantas cosas por las que estar triste y tantas cosas por  las que estar feliz. Hay que encontrar el punto medio.
Ayer, pensando en lo insignificante que somos en el Universo, dije: Nada de lo que hagamos importa realmente. Y mi papá me dice: Tenes toda la razón. Nada de lo que hagamos importa realmente, lo que importa es con la intención que lo hagamos.
Y me dejó pensando.
Siempre me deja pensando.
Me dan muchas ganas de viajar, lejos, bien lejos. No sé. Necesito volver a sentir esa euforia, esa adrenalina que sentís cuando no tenes a dónde ir, y lo único que podes hacer es seguir andando, feliz. Una vez que empezás a viajar no podes parar mas.
Y los días se me hacen de pocas palabras.


No hay comentarios:

Publicar un comentario