sábado, 3 de agosto de 2013

Toallas mojadas arriba de la cama.

Me acuerdo esa vez en que papá me dijo que sienta la música, que vuele entre las nubes, que corra por las montañas, que nade por los mares, que toque el sol y el cielo, que me acueste sobre la nieve, todo con la imaginación mientras escuchaba esa canción. Me transporté, soñé y volé de verdad. Al fin.
Así comenzó todo, así comenzaron las sensaciones que me agarran cada vez que escucho esa música, esos sentimientos. Lloro y no sé por qué.
Él ya no se acuerda de nada, no se acuerda de haberme dicho eso, pero no importa. Cuando el tiempo termine y el fin de su mundo esté cerca él seguirá viviendo dentro de mí, como esas sensaciones, esa música, esas canciones que me llevan lejos de acá. Seguirá viviendo en mi corazón y en mis recuerdos como sonrisas, manos tocando el cielo, su voz y sus ojos transmitiéndome lo que sentía. Él seguirá ahí, en la música y en mis recuerdos, recordándome siempre que a pesar de todo la vida es hermosa y hay algo más, algo más que nos espera después del final.  Él ya no se acuerda de haberme dicho eso, pero no importa.

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