lunes, 24 de junio de 2013

Día 28. Tu mirada hace imposible el olvido.

Hablemos de esos ojos.
Esos ojos color amanecer que me miran cada tanto.
Y, ¿qué se puede leer en ellos? El mundo, amor mío. El mundo.
Esos ojos donde el futuro no existe. Ni el futuro, ni el pasado. Esos ojos que le sonríen al mundo, y  le lloran también. Son esos ojos de los que me he enamorado.
Hablemos de esa boca.
Esa boca indefinida, soluble. Esa boca que me da ganas de probar y no me atrevo. Es por esa boca que lo dejaría todo. Esa boca que esboza sonrisas tan tuyas, tan puras, tan amanecer. Esa boca que lo dice todo y no dice nada. Esa boca es el mar.
Hablemos de esa voz.
Esa voz definida, madura. Esa voz que me lleva al cielo ida y vuelta. Que me hace estremecer. Esa es la voz que me dice -te quiero- y -espera-.  Es esa la voz que me conduce a lugares sin retorno. Es esa tu voz, amor mío.
Pero lo mas excepcional es como me miras con esos ojos, como me hablas con esa voz, como me besas con esa boca, como somos tu y yo en este mundo.
No existe algo que me haga sentir mejor que tenderme en tus brazos y esperar a que la vida nos abrace.
Tu abrazo matinal me hace falta  en los días grises, esos días que brillan por fuera pero que dentro, muy dentro, se me hacen oscuros y negros. Como me hace falta tu abrazo.
Tu abrazo y tu risa.
Tendida sobre ti, apoyada en tu pecho, me lleno de gloría y de paz. Sé que el mundo es un lugar acogedor en tus brazos. Y tu mirada, cariño, que hace imposible el olvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario